La Madrina y El General
En un lugar cualquiera del desierto un número de tiendas de campaña se levantan, todo está preparado para una guerra muy discutida, aunque los señores de la Guerra ya han decidido sobre ella. Hay una ingente cantidad de armamento, y es que el día siguiente y muy pronto (a las 8:00 H. de la mañana) comenzará una matanza de proporciones jamás conocidas por la humanidad.
Todas las tiendas de campaña están a oscuras y en silencio, sólo en una hay luz. Es la tienda del General en Jefe que llevará a cabo la misión que cambiará el rumbo a la historia. Mira y remira el teatro de operaciones , al tiempo que releía las instrucciones que le habían enviado instancias superiores. Muy preocupado coge el subfusil de asalto y sale de la tienda. La noche es magnífica, la temperatura más que agradable. Una lluvia de estrellas inhunda el firmamento
El General: Qué noche más maravillosa Y qué lugar tan encantador, no puede ser que mañana a estas horas esté todo en llamas y destruido, por una estúpida cerrazón de un engreído niñato que no sabe, ni quiere aprender a gobernar de una forma inteligente. Es la primera vez que he oído multitud de opiniones de pensamiento totalmente diferente, comentar al unísono la inútil y peligrosa acción que estamos a punto de realizar. (Viendo una estrella fugaz) Si tú pudieras escucharme, si pudieses oírme lo que tengo que decirte (El subfusil, se cae de repente al suelo, comenzando a moverse con movimientos al principio lentos, y luego rápidos y enérgicos, hasta que por fin, aparece la figura de una mujer, con aspecto de despistada. El General asustado no sabe qué decir) Pe Pe Pero ¿quíén es usted?... ¿De dónde sale?... ¿Qué hace aquí?...
La Madrina: ¡Caray! Cada día son más complicadas las apariciones, serán muy bonitos estos artefactos, pero me mata su diseño ¡qué estrecheces! Y dime ¿qué es lo que quieres?
El General: (Sigue perplejo, y tartamudeando) ¿Qué ? ¿Quién ? ¡Yo !
La Madrina: (Pensando en voz alta) ¿Porqué siempre que piden mi presencia les da este ataque y se quedan como lerdos? (Se da cuenta de que no se ha presentado) ¡Ay, perdón! Siempre me pasa lo mismo, creo que todo el mundo me conoce ya Bien, soy tu Madrina espiritual, aquella mujer que te concederá lo que tú desees, o al menos darte consuelo en los problemas que tengas.
El General: ¿Sabes? Tengo 60 años, pero espiritualmente he envejecido 20 más, la apatía, el ateísmo y sobre todo el cinismo Y pensar que me metí en el ejército porque jugaba con los soldados de plomo que me regalaron cuando cumplí 8. Pensaba que los soldados estaban para defender el honor y la libertad Y esa idea continúo hasta que llegué al rango de sargento Entonces comencé a comprender que esto ya era una mierda servil, que obedecía ciegamente a los intereses del mercado que en cada momento tenía un capricho diferente Si hacía falta consumir y gastar, se preparaban guerras y se colocaban descerebrados por doquier, para continuar con el gasto en armas Luego, cuando interesaba calmar las cosas, vuelta a la guerra y a poner personas más calmadas, pero igual de serviles y descerebrados. Y los pueblos sirviendo Hoy he recibido la orden de destruir completamente la ciudad que tengo ante mis ojos Es una orden estúpida, necia y propuesta por alguien que en su vida ha sido capaz de coordinar un par de pensamientos seguidos ¡Cuánto desearía volver a jugar a los soldados, como cuando tenía 8 años! Y hacerlo con mis amigos Y no ahora, que voy a enviar a un montón de mi gente a una carnicería, que va a traer más complicaciones de lo que nos creemos Madrina, no quiero despertarme mañana No quiero destruir esa hermosa ciudad No me han hecho nada No nos han hecho nada (implorándole) ¡Ayúdame Por favor Tenemos que hacer algo!.
La Madrina: Lo siento, pero esta vez las cosas están muy complicadas, todo el mundo está muy asustado, incluso se han propuesto soluciones Pero los señores de las guerra tienen grandes aliados, su odio es infinitamente mayor que su inteligencia, y están desequilibrados hacia la destrucción. Lo siento, sé cómo te sientes, pero sólo depende de ti En este caso no te puedo ayudar (Y diciendo estas palabras, desapareció, reconvirtiéndose en un subfusil).
El General maldijo su mala suerte Lloró y derramó lágrimas hasta quedarse extasiado, dormido, en un sueño dulce y profundo.
El día sorprendió al General fuera de la tienda de campaña, los rayos de sol comenzaban a calentar su cuerpo Un gran bullicio había en el ambiente Se levantó, medio dormido y oyó sonidos de chiquillería No puede ser, no tenía sentido, habían sido invadidos por una multitud de chiquillos. Al llamar a su segundo de abordo, notó que su voz era aguda Sería capaz de Pero no podía ser Comenzó a tocarse, a palparse Era pequeño, había retrocedido hasta su infancia, miró a su arma y se había convertido en ¡Exacto! Al dispararla sólo salía agua
Una inmensa chiquillería jugaba en aquel campamento del desierto Se había iniciado una guerra sí, pero una guerra de agua Todo era desconcierto en la ciudad que iba a ser atacada Incluso la noticia corrió enseguida por todo el mundo Nadie daba crédito a las imágenes que las televisiones editaban del campamento en los informativos. Excepto el General, que mirando al cielo, mientras los soldados le mojaban de arriba abajo decía: ¡Muchísimas gracias Muchísimas gracias!
Los niños del pueblo jugaron aquel día con esos soldaditos a mojarse y refrescarse del sol abrasador del desierto.
Fin
Jimul Abdallah Ibrahim
Nota de Jimul: Esta historia está espcialmente dedicada a Stuffen y al General Torrijos.
Todas las tiendas de campaña están a oscuras y en silencio, sólo en una hay luz. Es la tienda del General en Jefe que llevará a cabo la misión que cambiará el rumbo a la historia. Mira y remira el teatro de operaciones , al tiempo que releía las instrucciones que le habían enviado instancias superiores. Muy preocupado coge el subfusil de asalto y sale de la tienda. La noche es magnífica, la temperatura más que agradable. Una lluvia de estrellas inhunda el firmamento
El General: Qué noche más maravillosa Y qué lugar tan encantador, no puede ser que mañana a estas horas esté todo en llamas y destruido, por una estúpida cerrazón de un engreído niñato que no sabe, ni quiere aprender a gobernar de una forma inteligente. Es la primera vez que he oído multitud de opiniones de pensamiento totalmente diferente, comentar al unísono la inútil y peligrosa acción que estamos a punto de realizar. (Viendo una estrella fugaz) Si tú pudieras escucharme, si pudieses oírme lo que tengo que decirte (El subfusil, se cae de repente al suelo, comenzando a moverse con movimientos al principio lentos, y luego rápidos y enérgicos, hasta que por fin, aparece la figura de una mujer, con aspecto de despistada. El General asustado no sabe qué decir) Pe Pe Pero ¿quíén es usted?... ¿De dónde sale?... ¿Qué hace aquí?...
La Madrina: ¡Caray! Cada día son más complicadas las apariciones, serán muy bonitos estos artefactos, pero me mata su diseño ¡qué estrecheces! Y dime ¿qué es lo que quieres?
El General: (Sigue perplejo, y tartamudeando) ¿Qué ? ¿Quién ? ¡Yo !
La Madrina: (Pensando en voz alta) ¿Porqué siempre que piden mi presencia les da este ataque y se quedan como lerdos? (Se da cuenta de que no se ha presentado) ¡Ay, perdón! Siempre me pasa lo mismo, creo que todo el mundo me conoce ya Bien, soy tu Madrina espiritual, aquella mujer que te concederá lo que tú desees, o al menos darte consuelo en los problemas que tengas.
El General: ¿Sabes? Tengo 60 años, pero espiritualmente he envejecido 20 más, la apatía, el ateísmo y sobre todo el cinismo Y pensar que me metí en el ejército porque jugaba con los soldados de plomo que me regalaron cuando cumplí 8. Pensaba que los soldados estaban para defender el honor y la libertad Y esa idea continúo hasta que llegué al rango de sargento Entonces comencé a comprender que esto ya era una mierda servil, que obedecía ciegamente a los intereses del mercado que en cada momento tenía un capricho diferente Si hacía falta consumir y gastar, se preparaban guerras y se colocaban descerebrados por doquier, para continuar con el gasto en armas Luego, cuando interesaba calmar las cosas, vuelta a la guerra y a poner personas más calmadas, pero igual de serviles y descerebrados. Y los pueblos sirviendo Hoy he recibido la orden de destruir completamente la ciudad que tengo ante mis ojos Es una orden estúpida, necia y propuesta por alguien que en su vida ha sido capaz de coordinar un par de pensamientos seguidos ¡Cuánto desearía volver a jugar a los soldados, como cuando tenía 8 años! Y hacerlo con mis amigos Y no ahora, que voy a enviar a un montón de mi gente a una carnicería, que va a traer más complicaciones de lo que nos creemos Madrina, no quiero despertarme mañana No quiero destruir esa hermosa ciudad No me han hecho nada No nos han hecho nada (implorándole) ¡Ayúdame Por favor Tenemos que hacer algo!.
La Madrina: Lo siento, pero esta vez las cosas están muy complicadas, todo el mundo está muy asustado, incluso se han propuesto soluciones Pero los señores de las guerra tienen grandes aliados, su odio es infinitamente mayor que su inteligencia, y están desequilibrados hacia la destrucción. Lo siento, sé cómo te sientes, pero sólo depende de ti En este caso no te puedo ayudar (Y diciendo estas palabras, desapareció, reconvirtiéndose en un subfusil).
El General maldijo su mala suerte Lloró y derramó lágrimas hasta quedarse extasiado, dormido, en un sueño dulce y profundo.
El día sorprendió al General fuera de la tienda de campaña, los rayos de sol comenzaban a calentar su cuerpo Un gran bullicio había en el ambiente Se levantó, medio dormido y oyó sonidos de chiquillería No puede ser, no tenía sentido, habían sido invadidos por una multitud de chiquillos. Al llamar a su segundo de abordo, notó que su voz era aguda Sería capaz de Pero no podía ser Comenzó a tocarse, a palparse Era pequeño, había retrocedido hasta su infancia, miró a su arma y se había convertido en ¡Exacto! Al dispararla sólo salía agua
Una inmensa chiquillería jugaba en aquel campamento del desierto Se había iniciado una guerra sí, pero una guerra de agua Todo era desconcierto en la ciudad que iba a ser atacada Incluso la noticia corrió enseguida por todo el mundo Nadie daba crédito a las imágenes que las televisiones editaban del campamento en los informativos. Excepto el General, que mirando al cielo, mientras los soldados le mojaban de arriba abajo decía: ¡Muchísimas gracias Muchísimas gracias!
Los niños del pueblo jugaron aquel día con esos soldaditos a mojarse y refrescarse del sol abrasador del desierto.
Fin
Jimul Abdallah Ibrahim
Nota de Jimul: Esta historia está espcialmente dedicada a Stuffen y al General Torrijos.
3 comentarios
Pablo -
Pablo -
tequila -
Me hubiera gustado más desarrollo, porque es una idea preciosa.
Se me hace larga la perorata del general. En el diálogo con la Madrina está el leit motiv de cuento, claro, es necesario expresar todo eso, pero se puede hacer con "movimiento", aunque si tú has elegido esa fórmula, pues está claro que cumple su cometido y sobre gustos y colores nada hay escrito y cada cuál de su capa hace un sayo.
Lo que pasa es que yo soy un poco obsesiva con eso de que "se narre solo". Da igual en primera o tercera persona. Quiero decir, dar a entender las motivaciones de un relato. Este relato está claramemnte lleno de motivaciones: lo absurdo y cruel de una guerra, el deseo de regresar "a casa", a la infancia.
Bueno, eso, me alargué. No sé si me paso en os comentarios. Si es así, me gustaría saberlo. No querría estar fuera de onda.
Saludos:
Lola.